Wilson comenzó su lección vendiendo todo lo que tenía. Sólo conservó una maleta con los objetos esenciales para llevar una vida… en un contenedor. Entonces se trasladó allí, donde va a pasar un año calculando y reduciendo los residuos que genera y el agua y la energía que usa. Dormirá en el suelo, al principio.
Pero la idea no es vivir como un sin hogar, ni sufrir molestias. El objetivo es, con ayuda de sus estudiantes, crear un espacio donde se pueda vivir de modo eficiente. Una vivienda cómoda en un contenedor reutilizado, un espacio donde haya bombillas y un baño, pero que todo funcione de modo ecológico.
Cuando el proyecto se complete, será un contenedor de basura de lujo con un impacto en el medio ambiente nulo. Todo ello, claro, tiene un objetivo educativo. Lo que en realidad quiere Wilson es que sus estudiantes aprendan y copien las mejoras en eficiencia y las pongan en práctica en sus propios dormitorios.
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