Se trata de una propuesta a la desesperada, que busca frenar el cambio climático no mediante la reducción de emisiones, como sería deseable, sino actuando a posteriori, concretamente mediante una técnica denominada Carbon farming, que consiste en plantar un árbol oleaginoso conocido como "Jatropha curcas", elegido por su gran capacidad de retención.
Según el estudio realizado, se trataría de una capacidad con una eficacia de alrededor de dos décadas que, según los científicos de la Universidad de Hohenheim, en Stuttgart, permitiría reducir sustancialmente la concentración de dióxido de carbono en el medio ambiente.
A efectos prácticos, sus autores concluyen que si bien la solución a nivel global sería espectacular, a nivel regional pueden conseguirse también grandes cambios. Por ejemplo, una plantación estratégica en desiertos o zonas áridas cercanas a una determinada zona que deseemos proteger permitiría un cambio climatológico que aplacaría los efectos del calentamiento global.
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