La desaparición de la capa de hielo se produce mucho más rápido de lo que los expertos predijeron y la explicación es que el denominado cambio climático o efecto invernadero aceleró el proceso dejando una nueva ruta naviera libre entre el océano Atlántico y el Pacífico.
De acuerdo a los científicos que comenzaron a monitorear esa región del planeta a través de los satélites, es probable que en cuatro años más el Ártico ya no tenga hielo durante los meses de verano.
Este fenómeno, a su vez provocará que la capa de hielo que cubre Groenlandia se derrita completamente lo que ocasionaría la elevación del nivel del mar en unos seis metros.
A este panorama se une ahora, la decisión de las grandes empresas transnacionales que están a la espera de ingresar a este territorio para explotar sus riquezas en hidrocarburos y minerales, lo que convertiría al Ártico en un territorio devastado afectando de forma radical a las poblaciones de osos y de ballenas que allí encuentran su hábitat natural.
Esto no importa a las empresas que quieren saciar su afán de continuar depredando el planeta. A esta nueva explotación se le ha dado en llamar la fiebre del oro del siglo XXI que algunos movimientos sociales quieren frenar a través de una campaña planetaria que tiene el objetivo de evitar el ingreso de una transnacional petrolera a esta región del planeta.
La idea es loable desde todo punto de vista y necesita del apoyo de la mayor cantidad de personas posible.
No se debe olvidar que en nuestro país los glaciares comienzan a desaparecer. Es el caso del nevado Chacaltaya de La Paz donde se encontraba la pista de esquí más alta del mundo que hoy día es sólo un recuerdo y el nevado una inmensa roca fría y desértica.
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