domingo, 3 de diciembre de 2017

Emblema de la historia chapaca Río Guadalquivir se va apagando

El río Guadalquivir forma parte de la vida misma de los tarijeños y es uno de los emblemas la ciudad que, a pesar del paso del tiempo, mantiene intacta la devoción a su río, pero desde una perspectiva más ciudadana olvidando actualmente su significado en el medio ambiente de la región.

El Guadalquivir le debe su nombre a que guardaba algunas similitudes con el río Guadalquivir de Sevilla en la región de Andalucía, España, pero tras su paso por la ciudad de Tarija, y desde hace aproximadamente una década, sufre serios problemas de contaminación debido en gran parte a los residuos que se arrojan a este río o a las quebradas que son sus afluentes.

Hubo un tiempo que el Guadalquivir era navegable, llegando incluso a tener un margen superior a los 150 metros en los años 30 y 40, décadas en la que empezó el crecimiento de la urbe tarijeña.

Los abuelos tarijeños y personas de la tercera edad cuentan que era un río impredecible, lleno de belleza, de aguas cristalinas y reflejos de luces que absorbían las más cálidas pasiones desde el corazón y reflejaban en la mente un auténtico momento de felicidad. “Para ser feliz solo tenías que ir un rato al río”, dice Don Marcial Cortez al recordar las historias que le contaba su padre Ramón, con quien vivía al borde del río en la zona de Tomatitas hasta hace unos años atrás.

Hay autores que denotan la importancia que tiene el río en su vida diaria como el caso de Ernesto Mealla, el último de los sapos cantores, que en una de sus cuecas más famosas entona: “Sueño con mi valle lindo y el canto suave del Guadalquivir, pero el destino me tiene lejos ya me siento morir”.

Incluso el cantautor tarijeño Nilo Soruco extrañaba al Guadalquivir cuando se encontraba exiliado en el extranjero: “que lejos estos de mi ansiedad, mi río, mi sol, mi cielo llorando estarán”.

Pero también al reconocida cantante tarijeña Enrriqueta Ulloa muestra su picardía en varias de sus canciones con frases como: “En la orilla del Guadalquivir se robaron mi corazón, una bandeñita por la saltanita yo la vi pasar”.

El año 2003, el entonces Congreso Nacional otorgó el título de Patrimonio Tangible e Intangible del Departamento de Tarija a la cuenca del río Guadalquivir según la ley nº 2460 del 2 de mayo, ese entonces bajo la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada y pese a ese título y a las innumerables poesías y canciones que inspiró, el río sufre por la contaminación ambiental.

Según la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema), el crecimiento urbano de varios centros poblados contamina el río Guadalquivir de forma directa.

Para Lidema la contaminación en el río Guadalquivir, “se debe atribuir al crecimiento urbano de varios centros poblados, que contaminan a través de grasas, aceites del lavado de vehículos, aguas residuales, industriales crudas y tratadas, residuos sólidos y contaminación por agro tóxicos vinculados con la actividad agropecuaria”.

El crecimiento de la mancha urbana de Tarija, no respetó ni lo sigue haciendo al río Guadalquivir, y esto en complicidad con la “viveza criolla” de avasallar los espacios públicos y la propiedad privada, que son actores fundamentales en una cultura de depredación natural, lograron el actual desequilibrio de del río Guadalquivir.

Esta problemática ambiental en el Guadalquivir, incluye la destrucción de hábitats, pérdida de biodiversidad y el deterioro de los recursos bióticos, problemas que deben ser tomados en cuenta no solo por autoridades sino por toda la población.

Sin embargo, y para alegría de los propios tarijeños, el Guadalquivir se despierta cada cierto tiempo tras una fuerte lluvia, principalmente cuando sucede en la parte norte de la cuenca, dando a relucir su furia guardada y esos innumerables momentos de pura energía natural que como un tren a toda velocidad traspasan el corazón de la ciudad mostrando lo que algún día fue su esplendor diario y ahora solo queda en momentos distantes entre lluvias y sequías.

El Guadalquivir es la referencia hídrica de la capital del departamento, con una dimensión que alcanza por poco los 90 kilómetros, ya que solo se trata de un tramo fluvial que conecta dos zonas de la actual provincia Cercado del departamento de Tarija.

Nace en un encauce conjunto de varios ríos de poco afluencia de agua como el Trancas, el Vermillo y el Chamata, que al noreste de la ciudad de Tarija, a unos 50 kilómetros aproximadamente, dan inicio al río Guadalquivir que parte la ciudad en dos y sigue su curso hasta él sector denominado Angosto

Es en el Angosto donde el Guadalquivir se une al río Camacho donde ya juntos, y a una distancia aproximada de 38 kilómetros al sur de la ciudad, ambos ríos cambian de nombre para convertirse en el río Tarija que kilómetros más abajo y al unirse con el río Itaú, se convierten en uno de los más grandes del Departamento, el río Grande de Tarija. (La Voz de Tarija)

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