domingo, 30 de octubre de 2016

Totora contaminada afecta a embarcaciones transoceánicas

La contaminación ambiental que afecta a la totora, planta acuática milenaria del lago Titicaca, que fue usada como materia prima por generaciones principalmente en la isla Suriqui, impide su empleo en la construcción de grandes embarcaciones transoceánicas y en la elaboración de artesanías, porque su tallo ennegrecido se debilita y se descompone rápidamente.

La información corresponde al constructor de balsas, Gregorio Cáceres que junto a otros 10 habitantes del Suriqui montan la embarcación de totora Wirakocha III que tiene previsto, por primera vez, navegar en una travesía en alta mar desde Arica en Chile hasta Australia en 2017. “En el Titicaca, en el lago Menor, tenemos un problema que es la contaminación por las aguas residuales que ingresan cada día, por lo que ahora hay que escoger la planta útil entre los totorales, porque ya está dañada”, explica el isleño.

La embarcación que está siendo construida en un astillero adaptado en la zona El Rosario de la ciudad de La Paz, será dirigida por el expedicionario estadunidense Phil Buck. Tiene 18 metros de eslora, cuatro metros de ancho y dos de alto, y está siendo elaborada con la planta que tuvo que se colectada de diferentes lugares como las islas Suriqui, Pariti, Quewuaya e incluso del río Desaguadero.

“Tuvimos que recolectar los totorales de varios lugares, ya que la planta está dañada en grandes sectores”, lamenta Cáceres y remarca que los lancheros también notaron la disminución considerable en la pesca, además de la alteración de los ecosistemas acuáticos.

Los habitantes de la isla Suriqui del lago Titicaca, son conocidos por ser expertos y habilosos constructores de grandes embarcaciones de totora que fueron usadas por los navegantes Thor Heyerdhal y Kitin Muñoz en viajes que permitieron comprobar migraciones antiguas transoceánicas. También en el muelle de la isla se encuentra un gran astillero a cielo abierto, donde un grupo de carpinteros construye lanchas de madera que son usadas por las poblaciones del sector lacustre.

Sin embargo, Suriqui junto a otras islas cercanas, Pariti y Quehuaya, además de una gran extensión de la región del Titicaca, desde la bahía Cohana hasta la isla Pata Patani, están siendo contaminadas por El Alto, Laja y Viacha con miles de litros de aguas residuales domésticas, así como de mercados, hospitales y postas sanitarias, de industrias, mataderos, operaciones mineras de Milluni y Viacha, a ello se suma también el lixiviado que se origina en el botadero de basura de Villa Ingenio.

Los artesanos de Suriqui acostumbraban producir artesanía utilitaria y de ornamentación usando sólo como materia prima la planta (Schoenoplectus tatora), nombre científico de la totora, para la elaboración de una serie de objetos como muebles, papeleros, portalápices, individuales para el comedor y otros. También el tallo era usado tradicionalmente para manufactura de las balsas de diferentes tamaños, además de artesanías con representación zoomorfa de animales acuáticos y aves lacustres.

Por su parte, Erick Catari de la localidad de Huatajata, que también trabaja en la construcción de la nave Wirakocha III, dice que, la contaminación que daña el Titicaca tiene su principal impacto en la bahía Cohana y las islas cercanas como Suriqui y Pariti. “También en Huatajata es posible percibir la polución, ya que la pesca ha disminuido y las aguas que perdieron el oxígeno por la materia orgánica afecta a los totorales los ennegrece, además los peces ya no pueden ser comestibles”, remarca.

Catari que será el tripulante boliviano en la navegación de Arica a Australia en 2017, explica que participó en las misiones de Wirakocha I y Wirakocha II, llegando con la primera desde Valparaíso hasta la isla de Pascua, mientras que con la segunda navegación tuvo un naufragio y después de más de una década se intentará llegar hasta Australia en un recorrido de más de 10 mil millas náuticas.

El navegante considera que se requiere con urgencia la construcción de plantas de tratamiento de aguas residuales para evitar que el lago sagrado continúe contaminándose junto a todos sus recursos como la totora, planta milenaria única para la construcción de embarcaciones que en misiones en alta mar evidenciaron las navegaciones primitivas desde esta parte del mundo.

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