martes, 8 de diciembre de 2015

Un campesino peruano se enfrenta a culpables del deshielo de los Andes

El tenue arrullo del agua que escurre desde el nevado Pastoruri y forma una laguna a 5.000 metros de altura se interrumpe abruptamente por un bramido que remece los andes de Perú. Son bloques de hielo que se desprenden por culpa del calentamiento global. Saúl Luciano Lliuya, de 34 años, lo sabe bien. Nacido y criado en el pueblo de Llupa, en las serranías de Ancash, en el norte de Perú, este agricultor y guía de alta montaña es testigo permanente del deterioro de sus nevados.

Desde su ventana se observa el Churup, de 5.400 metros, al que recuerda coronado de nieve y que hoy parece un viejo calvo con escasos cabellos blancos. "Es una pena que los glaciares ya no sean los mismos. Estamos perdiendo glaciares por causa del calentamiento global", dice Luciano a la AFP. Saúl vive con su esposa y sus dos hijos. Se dedica a la agricultura, como sus ancestros. Siembra papa, maíz, quinua, cebada y trigo, así como hierbas aromáticas. Por momentos, y pese a que el sol quema las mejillas, un viento helado trae consigo el aroma a menta y manzanilla de su huerto.

Tanto el Pastoruri como el Churup integran el Parque Nacional Huascarán -nombre de otro glaciar-, una reserva de la biósfera declarada patrimonio natural de la Humanidad en 1985. Pese a ser un área protegida, ha perdido el 30% de su superficie nevada en los últimos 40 años, según el gobierno. Para Saúl, la industria emisora de gases de efecto invernadero es culpable de ello. Con ayuda de la ONG Germanwatch, a cuyos representantes conoció durante la pasada conferencia del clima COP 20 de Lima, resolvió demandar a RWE, número dos alemán de la energía y primer productor de carbón de Europa, y por ello considerado como uno de los mayores responsables del deshielo de los glaciares, que pone en peligro su ciudad.

"Aquí hay un causante y hay que reclamarle. No es justo que nos quedemos callados, el mundo es de todos y no sólo del que contamina", explica Saúl. Según Germanwatch, "que una empresa sea demandada por una persona afectada por el cambio climático es toda una primicia". En Essen, un vocero del tribunal indicó el lunes a la AFP que la demanda contra RWE "fue aceptada".

Riesgo de inundación

El deshielo de los glaciares significa la formación de lagunas y el llenado excesivo de otras antiguas, con el consiguiente riesgo de desbordarse y devastar su pueblo. Una de ellas es Palcacocha, que en 1941 se desbordó, arrasó el valle del Santa y llegó hasta la ciudad de Huaraz, capital de la región Ancash, matando a 5.000 personas. Desde 1970, el volumen de Palcacocha se ha incrementado 34 veces, convirtiéndola en una amenaza permanente, según un reporte técnico de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) de febrero de 2014. Hoy Huaraz cuenta con 100.000 habitantes.

Por eso, Saúl exige a RWE realizar obras que pongan a salvo su ciudad, así como la construcción de un dique. Para la abogada de Germanwatch, Roda Verheyen, la empresa "produce importantes emisiones de CO2, principalmente a través de sus centrales eléctricas de carbón, lo cual provoca un aumento de la temperatura en el mundo, causa el deshielo de los glaciares, y genera una amenaza agravada a los bienes" de Luciano. Los glaciares cumplen una función reguladora de la cuenca hídrica hacia el Río Santa, que abastece a la región. Su caudal permanente ha dado importantes señales de fluctuación brusca en los últimos años, según las autoridades.

La ruta del cambio climático

Hasta principios del 2000 en el Pastoruri se esquiaba. Pero el calentamiento global lo dejó casi sin nieve llevando al gobierno a replantear el concepto de turismo. "Hicimos un nuevo proyecto desde el año pasado. Pastoruri, ruta del cambio climático. Cada visitante puede ver a distintos niveles cómo el cambio climático afecta al nevado en sí, con toda una laguna que está en proceso de crecimiento por la desglaciación", explicó a la AFP el jefe del Parque Nacional Huascarán, Ricardo Gómez. Rumbo al Pastoruri, bajo un permanente cielo azul, humedales aparecen a los lados de la vía y un ojo de agua burbujea, producto de las emanaciones de gases subterráneos. Al pie del macizo, pobladores del distrito de Catac, donde está el nevado, ofrecen alimentos y alquilan caballos para el recorrido.

Empiezan a desaparecer

Entre los glaciares 'en retroceso', también se encuentra el Llaca, con su cumbre de más de 6.000 metros de altura. Su base muestra cada año piedras desnudas sin nieve. En la altitud, se hace difícil respirar. Experimentado guía de montaña, para aplacar el frío de los Andes, Luciano toma entre sus manos una piedra del suelo, muy caliente por el sol. "El temor inmediato es que desaparezcan los nevados y desaparezca el agua dulce. Eso sería una catástrofe. La costa, que se abastece de los ríos que se forman en los glaciares, va a sentir luego ese problema", explica. En los años 1970 había más de 720 km2 de superficie de glaciares en el parque. Hoy quedan 527 km2, dice Gómez. Y el riesgo es que, aquellos pocos que quedan por debajo de los 4.500 metros de altura mueran en los próximos 25 años a este ritmo de desglaciación.

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