domingo, 14 de junio de 2015

Optimizar consumo para proteger el medioambiente

Achim Steiner, subsecretario general de la ONU y director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, señaló en su editorial en conmemoración al Día Mundial del Medio Ambiente, que un tercio de los alimentos que se producen paran en el basurero y esto le cuesta al mundo un billón de dólares. En Bolivia, el cambio climático tendría un costo de alrededor del 4 por ciento hasta el 2020. Ante esta situación un informe de la ONU señala que se puede evitar gastos a través de la eficiencia en el uso de todos los bienes.

El estudio de la Organización de las Naciones Unidas reflexiona al respecto al indicar que el planeta podría evitar los costos financieros y ambientales del agotamiento de recursos y ahorrar grandes sumas de dinero a través de un aumento de la eficiencia.

En ese marco, en Bolivia varias organizaciones sociales y de la sociedad civil realizaron un taller sobre financiamiento para el cambio climático. El 28 de abril el Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe (Gflac) en conjunto con la Liga de Defensa del Medio Ambiente (Lidema) y Fundación Jubileo llevaron adelante el evento con los siguientes puntos: 1) presentar las perspectivas y tendencias que existen a nivel global, regional y nacional en esta materia; 2) presentar la metodología de trabajo y análisis del Gflac para la identificación del financiamiento internacional y del presupuesto público con los que los países cuentan para implementar acciones de mitigación y adaptación al cambio climático; y, 3) generar un primer espacio de debate sobre el tema con actores clave de Bolivia (sociedad civil, gobierno, academia y medios) para identificar los retos que enfrentará la aplicación de esta metodología en este país y los posibles aliados que acompañen a los puntos focales en este proceso.

En la parte introductoria, Andrea Rodríguez, integrante del equipo técnico del Gflac, expuso el proceso de negociaciones internacionales que ha dado vida a la discusión en torno al financiamiento climático, su origen, desarrollo y estado actual.

En el transcurso de su presentación señaló que el problema a la hora de analizar el presupuesto climático en Bolivia radica en que actualmente no se cuenta con una política pública en la materia, que dirija cómo deben asignarse los recursos.

El cambio climático en Bolivia conlleva una serie de consecuencias. Desde 1960 a 2020 los impactos serán severos. Las temperaturas van a variar bastante.

VISIÓN GUBERNAMENTAL

Julio Gutiérrez, de la Autoridad Plurinacional de la Madre Tierra, expuso la visión gubernamental y las normas que se crearon para cuidar a la Madre Tierra. Su presentación se centró, principalmente, sobre los principios que guían al Estado boliviano en la atención al cambio climático y el mecanismo conjunto.

En partes de su presentación, informó que las pérdidas totales de cambio climático van a ser muy elevadas, se estiman en hasta 4% del Producto Interno Bruto (PIB), aunque dijo que todavía se necesita un dato propio para medir los costos.

La recomendación para disminuir el deterioro del medioambiente son: invertir en sistemas de agua y riesgo y reducir el uso de combustibles fósiles, incentivar el transporte público masivo y detener la deforestación.

COSTO

Por otra parte, para cumplir con el medioambiente y reducir los efectos del cambio climático, los organismos internacionales recomiendan reducir los costos de producción y hacer más eficiente la elaboración de productos.

Y una de las organizaciones que apoyan y recomiendan acciones para evitar el deterioro de la naturaleza, es el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), cuya entidad presentó por primera vez una guía titulada “Producción y consumo sostenibles: Un manual para hacedores de políticas”, lanzada con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, el pasado 5 de junio.

El manual contiene datos muy convincentes tanto relativos al impacto de unos patrones de consumo y de producción no sostenibles, como a los beneficios en términos de eficiencia que traería la incorporación de patrones sostenibles de producción y consumo.

Alertan que los costos financieros y ambientales por el agotamiento de los recursos están empezando a afectar al crecimiento económico en todo el mundo. Por ello, los países necesitan encontrar estrategias para manejar unos recursos finitos satisfaciendo al tiempo las necesidades de una población mundial en crecimiento y cada vez más urbana.

NÚMERO DE PERSONAS

Los 1.200 millones de personas que se estima siguen todavía viviendo en la pobreza extrema, dependen del capital natural, y su riqueza se deriva de actividades relacionadas con la naturaleza en mucha mayor medida que los ricos. La población de bajos ingresos extrae casi un tercio de su riqueza del capital natural, mientras que la de altos ingresos depende aproximadamente cuatro veces menos del capital natural, señala el Pnuma.

Los servicios ambientales, como la captación de agua por los manglares y otros bienes no comerciables, pueden representar hasta un 47 por ciento en la India o un 90 por ciento en Brasil del llamado “PIB de los pobres”, destacando su vulnerabilidad a la contaminación y al cambio climático. Es, por lo tanto, esencial adoptar unos patrones de consumo y producción sostenibles para mejorar las vidas de las personas que viven en la pobreza.

El subsecretario general de la ONU y director ejecutivo del Pnuma, Achim Steiner, declaró: “Los últimos 50 años han sido testigo de una rápida transformación de nuestra relación con el mundo natural; el uso cada vez mayor de los recursos naturales lleva a la degradación ambiental. Estamos funcionando aproximadamente con un 40 por ciento por encima del ‘presupuesto’ de la Tierra. De mantenerse, las tendencias de población y consumo en el modelo actual (business as usual), los niveles de extracción anual de recursos del año 2000 podrían triplicarse hasta los 140.000 millones de toneladas para el año 2050”.

PROTECCIÓN RENTABLE

El programa informa que las ciudades han demostrado que la protección del medioambiente puede ser rentable de muy diversas maneras. La Unión Europea, por ejemplo, estima que la ciudad de Viena ahorró 44 millones de euros –y 100.000 de CO2– entre 2004 y 2007 a través de su programa ‘Ecobuy’. La ciudad de Windhoek en Namibia adaptó un sistema de tuberías dobles que permitió reducir entre un 5 y un 7 por ciento la demanda de agua potable. Sus sistemas de recarga artificial de acuíferos permiten a esta ciudad subsahariana sobrevivir durante dos años sin depender de ríos efímeros.

En Buenos Aires, gracias a su “Plan de movilidad sostenible”, ya se aprecia un retorno económico superior al ambiental como resultado de la mejora de los sistemas de transporte y la reducción del tiempo de los trayectos entre un 10 y un 25 por ciento (y hasta un 65 por ciento en algunos casos). El Consejo multisectorial para el desarrollo sostenible de las Islas de la Paragua (Filipinas) ha facilitado la implantación de una iniciativa pionera para tratar de promover el turismo con cero emisiones de carbono en las islas a través de un sistema de compensación para los nuevos complejos hoteleros.

NORMA

- La Ley Marco de la Madre Tierra contempla diversos principios que también deben guiar la política climática: 1) el principio de precaución; 2) la obligación de restauración de la madre tierra; y, 3) Principio de la gestión ambiental de la prevención- antes de que ocurra el daño tomar medidas preventivas.

COSTO

- Cuando nos sentemos a almorzar o cenar en este Día Mundial del Medio Ambiente, es importante recordar que un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial cada año –300 millones de toneladas– terminan en la basura. Este desperdicio le cuesta a la economía mundial la escandalosa cifra de un billón de dólares al año. Según Achim Steiner, subsecretario general de la ONU y director ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.

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