lunes, 18 de marzo de 2013

. La generadora de electricidad y el ingenio azucarero, emanan molestos ruidos, desechos industriales y atraen insectos y roedores.

Algunas fábricas y centros industriales instalados en la ciudad de Santa Cruz abrieron sus puertas cuando el progreso apenas llegaba al tercer o cuarto anillo de la ciudad, donde se veían pocas viviendas y nadie esperaba que los asentamientos proliferen de manera tal que a futuro tengan que convivir.

La planta eléctrica de Guaracachi, en la zona del barrio Lazareto y del ingenio azucarero San Aurelio, en el cuarto anillo del ingreso al Plan 3.000, son dos de varias situaciones que desde hace más de 30 años, afectan a vecinos que llevan décadas soportando el movimiento que generan las industrias mencionadas.

Los vecinos afectados han realizado gestiones para que el municipio o las autoridades involucradas en ello, busquen una solución, pues consideran que se trata de zonas urbanas donde ya no pueden operar industrias que afectan al medio ambiente y la salud de los vecinos. Algunos de ellos se dieron por vencidos y optaron por vender sus inmuebles luego de soportar durante muchos años, y sin ver vísperas de solución, hollines, plagas de insectos y roedores y vapores y fuertes ruidos, que emanan de estos centros industriales.

Vecinos que llevan décadas esperando una solución. “Llevo más de 20 años ya en esta zona y hace más de 15 que dejé de trabajar en el ingenio, pero continuamos sufriendo por el hollín, moscas y mal olor que emana de la factoría”, denuncia Noé Gutiérrez, extrabajador del ingenio azucarero San Aurelio y residente del barrio Polanco desde mediados de los 80, y que a raíz de los problemas citados, lleva muchos años como dirigente vecinal en busca de una solución al perjuicio que causa.

La experiencia de haber trabajado en el ingenio lo hace conocedor de las operaciones que este centro industrial realiza y de cómo afecta a los vecinos. “Mi casa, y la de muchos otros, que al igual que yo llevan años aquí, se cubrían por completo, techos y pisos negros por el hollín, porque en esas épocas el ingenio utilizaba leña para los caldero y el hollín era espeso y muy dañino”, recuerda. Noé comenta que desde hace varios años, principios de los 90, la zafra se inicia utilizando gas, esta técnica reduce parcialmente la contaminación, pero no logra mejorar del todo la situación de los vecinos, puesto que “a media zafra utilizan el bagazo de la caña para alimentar las calderas y eso, aparte de humo negro genera malos olores”. Los fuertes olores a alcohol se dan cuando “comienzan a destilar alcohol, ese proceso, por el olor, atrae muchas moscas”, aclara.

Ella y 3 de sus 4 hijos padecen problemas respiratorios y asma, “mi hijo el mayor, que no nació aquí (Polanco), es el único que no tiene problemas”. A este vecino y extrabajador del ingenio, le llama mucho la atención que en su cuadra fallecieron dos jóvenes por complicaciones de cáncer linfático, “no podemos asegurar que sea producto de todo lo que nos toca absorber, pero la mamá de una muchacha que falleció, comentó que el médico le consultó si vivía cerca de una fábrica, la duda está, pero nadie ha realizado exámenes para descartar o afirmar los motivos”.

Los residentes comentan que desde mediados de abril, inicio de la zafra, comienzan los problemas que se repiten todos los años. Al finalizar la zafra “es cuando vemos cientos de ratas por todos lados”, comenta Jesús Alipaz, que junto a su familia lleva más de 20 años viviendo en esta zona. Los vivientes recuerdan que una vecina cansada de los malos olores y luego de entender que sus reclamos no llegaban a ningún lugar, decidió vender su casa y mudarse.

Una situación similar se repite en la zona del tercer anillo de la avenida Brasil, donde se encuentran las instalaciones de la empresa de electricidad Guaracachi. “Las turbinas no dejan ni conversar en el patio, hay que tener todo encerrado”, lamenta Angélica Franco, de 60 años de edad, quien lleva 4 décadas “aguantando”, el ruido que generan estos motores. “Nos cansamos de protestar, hay varios juicios que siguen mis vecinos, pero nunca nos escuchan, conforme fueron modernizando sus equipos bajó un poco el ruido, pero cuando cambia el viento de sur todos los vapores de los motores llegan directo a mi casa”, lamenta esta vecina que perdió a su padre, quien falleció de cáncer en el hígado, al igual que Basilio Terceros Suárez, otro vecino que pasó gran parte de su vida en esta zona. “Sufro de zumbidos en los oídos y tengo problemas nerviosos”, comenta Angélica Franco, que junto a un grupo de vecinos iniciaron una demanda judicial a los administradores de la empresa eléctrica, luego de obtener como respuesta a sus reclamos un “busquen otro lugar para vivir si tanto les afecta, no dijeron”, lamenta.

Esta vecina comenta que además del fuerte y continuo ruido, se escuchan explosiones de las máquinas “eso nos asusta mucho porque a veces sucede de noche, de madrugada”.

Este barrio es morada de vecinos que están entre los 60 a 70 años de edad, algunos optaron por alquilar sus viviendas desde que los comerciantes de la feria Barrio Lindo se trasladaron, en el lugar han proliferado comercios e importadoras.

Las molestias también llegan a vecinos del Plan 3.000. Otras personas que viven próximas al ingenio es el Plan 3.000, que tiene muchos barrios que colindan con estos predios y también se ven afectados por sus actividades industriales.

Omar Rivera, dirigente vecina, ha encabezado en varias oportunidades, movilizaciones como medida de protesta, por lo que ellos consideran “atenta contra la salud de cientos de vecinos”. El problema en esta demanda se plantea en que, a diferencia de los habitantes citados al inicio de la nota, los últimos no cuentan con documentos al día de los terrenos que ocupan, y desde el municipio aclaran que “se trata de asentamientos irregulares, de vecinos que viven en zonas que no han sido autorizadas para vivienda”, comentó la arquitecta Angélica Sosa, secretaria de Parques y Jardines del municipio, cuando fue consultada debido a la protesta de vecinos que piden que se traslade el vertedero de Normandía, que también causa molestias y es el foco de malos olores y plagas de moscas y mosquitos.

No hay solución al problema. Los actuales administradores de la planta generadora de electricidad Guaracachi dicen conocer los problemas de los vecinos y que en varias oportunidades se reunieron con ellos para buscar una solución.

“Hace dos a tres años realizamos varias reuniones informativas e invitamos a los vecinos a conocer cómo trabajamos y las medidas que tomamos, una de ellas fue levantar más el muro perimetral, plantar árboles y además, modernizamos la planta adquiriendo equipo de tecnología nueva y con ello logramos reducir los ruidos de las turbinas”, explica el licenciado Juan Carlos del Pozo, que es responsable de la seguridad y medio ambiente de la planta eléctrica Guaracachi. Sin embargo, lamenta informar que “es imposible trasladar la planta, dejaríamos sin luz a miles de familias en Bolivia, no solo Santa Cruz”, explica Del Pozo, aclarando que Guaracachi es la generadora de energía eléctrica más grande de Bolivia, y abastece a varios departamentos.



Municipio. La industria está en medio de la ciudad

El crecimiento de la ciudad Ha llevado a unir industrias con barrios enteros, habitados por miles de ciudadanos de todas las edades que sin contemplar los daños a su salud, fueron realizando asentamientos que a la larga debieron ser saneados y que desde hace más de 30 años, cuentan con documentos. “El municipio vela primero por el vecino, pero están estas situaciones que se escapan de control”, comenta el arquitecto Luis Illanes, jefe del departamento de ordenamiento urbano. “No hay un reglamento puntual y preciso sobre el problema que plantean los vecinos, si en condiciones generales, al vecino solo le podemos recomendar que nos hagan llegar sus denuncias para ser tomadas en cuenta”.

Punto de vista

"No se planificó el crecimiento de la ciudad"

"El municipio no puede desligarse de una responsabilidad que está en su jurisdicción. Son ellos los encargados de regular las actividades de las empresas y hacerles conocer que hay normativas que se deben cumplir, por ello nosotros vamos a conocer el caso, veremos cuál es la demanda y solicitud de los vecinos, vamos a conversar con ellos para tomar una parte activa del problema y luego veremos que lo que le corresponde al municipio tome cartas en el asunto y abordar el tema para buscar una solución. Es el municipio quien debe realizar estudios del impacto ambiental de estas empresas y emitir un informe que indique si están dentro de las normativas. Al mismo tiempo no hay que olvidar que existe la ley de medio ambiente que debe proteger a los vecinos y a todos los ciudadanos en general. También existe una ordenanza que regula a las empresas que operar en espacios urbanos y otras situaciones similares.

Esto también es parte del problema de planeamiento del desarrollo de la ciudad de Santa Cruz, de que no se planificó el crecimiento de la mancha urbana. Lamentamos que a la fecha tengamos un Parque Industrial dentro de un área urbana, que se permitieran asentamientos en estos terrenos y que ahora ya son problema para los vecinos y el municipio. Y como este hay muchos problemas que salen a la luz con las lluvias que afectan a muchos barrios, vemos que encementar las calles no es una solución del todo efectiva y cómo la expansión de la ciudad se da de manera irregular.

El vecino puede denunciar estos hechos ante la Alcaldía y el Defensor del Pueblo, que somos los llamados para atender estas demandas y buscar soluciones que permitan a los vecinos y vivientes, vivir de manera digna."

Hernán Cabrera
Defensor del Pueblo

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