domingo, 23 de octubre de 2011

La muerte de las Kewiñas

A simple vista parece ser sólo un cúmulo de árboles que por azares del destino se ubicaron en el mismo sector, otros lo catalogan simplemente como una parte de la vegetación que acompaña a la formación ecológica del entorno; pero visto científicamente el Parque Nacional Tunari es uno de los bosques y ecosistemas más cargados de vida, tanto vegetal como animal, a nivel nacional.

Esta zona es considerada como un área interesante con amplia biodiversidad en el mundo; según los investigadores del Centro de Biodiversidad y Genética de la Universidad Mayor de San Simón este bosque cuenta con un ecosistema complejo, constituido principalmente por árboles, arbustos y plantas herbáceas.

Este parque, que cuenta con leyes de protección departamental, se ubica al oeste del departamento de Cochabamba y abarca parte de las provincias: Ayopaya, Cercado, Quillacollo, Chapare y Tapacarí. Se encuentra entre las unidades fisiográficas de la Cordillera Oriental Central y de los Valles, y ocupa parte de la Cordillera del Tunari.

Por su cercanía con la ciudad esta zona tiene un potencial interesante para desarrollar actividades de ecoturismo y educación ambiental; pero, esta misma proximidad la convierte en uno de los grandes factores de riesgo.

Y es que anualmente los incendios forestales, la tala indiscriminada, la falta de reforestación adecuada de las zonas dañadas, continúan siendo un peligro que amenaza el futuro de los bosques nativos en todo el país.

El Parque Nacional Tunari es uno de los bosques más amenazado a nivel nacional y que requiere de políticas y roles de cuidado para que la sociedad conozca más sobre la importancia de los árboles, el equilibrio del ecosistema y el cambio de conductas.

LOS BOSQUES DEL TUNARI

Según científicos e investigadores este parque está conformado en mayor intensidad por kewiñas. Árboles que crecen en laderas rocosas y aunque en menor proporción en los suelos profundos y llanos; la riqueza de la fauna de este sector es mayor en estos fragmentos de bosque, aun cuando sean pequeños.

Una de las mayores características de este tipo de arboleda es su corteza, también denominada ritidoma, que tiene varias capas sobrepuestas y es de color marrón.

Milton Fernández Calatayud, investigador del Centro de Biodiversidad y Genética de la Universidad Mayor de San Simón asegura que estos bosques forman fragmentos o parches poco extensos, con árboles que alcanzan hasta los 8 a 12 metros de altura y que por ello son claros de bosques muy evidentes, más aún si en el entorno no hay vegetación. Aunque en algunos casos existen pequeñas gramíneas y ocasionales Puyas raimondii.

Jennifer Cahill Mangudo, científica del Centro de Biodiversidad y Genética de la universidad asegura que los bosques de kewiña son reservorios de varias especies que utilizan estos bosques para alimentación, reproducción y refugio.

“En el interior de estos bosques se han encontrado una gran cantidad de microhábitas, que constituyen lugares donde las condiciones climáticas de temperatura y humedad son diferentes con relación a las del exterior”.

Rol biológico de los bosques

Ambos investigadores afirman que estos espacios son ideales para que los animales y plantas se protejan de los cambios climáticos. Asimismo algunos estudios realizados en esta zona indican la presencia de una considerable cantidad de artrópodos, una alta diversidad de insectos y algunas especies de reptiles y anfibios.

Adicionalmente, a estos datos, los científicos aseguran tener otro estudio de la Cordillera de los Andes en el que se demuestra la presencia de más de 110 especies de aves, de las cuales siete dependen exclusivamente de estos bosques; es decir que existen aves que son endémicas de los bosques de kewiña, situación que cataloga a esta especie como centros valiosos para la conservación de la biodiversidad a nivel mundial.

Por otra parte, existen 38 familias de mamíferos cuya distribución geográfica también incluye a los bosques de kewiña; como ser el marsupial Thylamis pallidor, es la única especie que vive en estos bosques, además de otros mamíferos de mayor tamaño como: el guanaco, la vicuña y la taruca, los mámíferos que viven en estos refugios.

Finalmente, entre los animales que utilizan estos bosques para conseguir su fuente de alimento, se encuentran el zorro andino y el oso andino, este último es considerado único en su especie.

Pérdida de la arboleda

De acuerdo a estudios palinológicos (disciplina de la botánica dedicada al estudio del polen) de la kewiña revelan que esta especie surgió aproximadamente hace 12.000 años, incluso 2.000 años antes a la presencia de los primeros habitantes, y que ocupaba un área extensa del Parque Nacional Tunari, pero que con el paso de los años esta situación fue disminuyendo.

“Una de las mayores preocupaciones que tenemos es la fragmentación de estos bosques a causa de la intervención del hombre en desforestación, apertura de caminos, o incendios forestales que en algunos casos llega a comprometer la sobrevivencia genética de la kewiña. Sólo aquellas especies que tienen reproducción vegetativa o semillas que se enterraron profundamente en el suelo podrán rebrotar con las próximas lluvias, aunque esta situación no compensa el daño efectuado a sus poblaciones”, asegura Cahill.

Otro factor a tomar en cuenta es el ingreso de plantas agresivas ajenas a los bosques nativos, como ser el caso del pino y el eucalipto, que son especies exóticas que llegando a la edad adulta causan la muerte de las kewiñas. “Pero los efectos negativos de estos árboles foráneos van desde la privación del proceso fotosintético y el envenenamiento del suelo a causa de la liberación de sustancias químicas ácidas, que dejan el terreno estéril para la germinación de las semillas de las kewiñas u otras plantas. De igual manera el eucalipto libera sustancias químicas al suelo que impiden que otras plantas absorban los minerales y los nutrientes” asevera Fernández Calatayud.

Acciones de recuperación

Desde 1998 el Centro de Biodiversidad y Genética de la Universidad Mayor de San Simón está realizando estudios sobre los bosques de kewiña y sus principales amenazas, con la intención de conocer el componente biológico, plantas acompañantes, aves y artrópodos y en base a esta información realizar proyectos de conservación, manejo de la flora y la fauna silvestre.

Los científicos Fernández y Cahill afirman que su investigación ayuda a alertar sobre la importancia de este grupo de riesgo. Los kewiñales presentan un mayor número de aves que el esperado, las cuales anidan y se reproducen aprovechando diferentes micro hábitats que presenta el bosque. Además de cinco especies requieren las partes internas de los fragmentos, vegetación exclusiva del interior del bosque para la construcción de nidos y árboles de gran altura. También la cantidad de insectos y arácnidos en la corteza de árboles de kewiña es muy grande y por lo tanto es importante trabajar en su recuperación.

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